Waterland: ruta por Edam, Volendam y Marken

Waterland es un pequeño municipio a tan sólo 30 km al norte de Ámsterdam y por ello, es la mejor oportunidad de conocer la otra cara de Holanda; la de los pequeños pueblecitos que parecen sacados de un cuento y un ambiente que te darán ganas de quedarte a vivir allí.

Toda la región forma parte de una tierra ganada al mar de Ijssel, con pequeños pueblos salpicados en una superficie perfectamente llana, con canales que se cruzan de aquí para allá y un verde que no olvidarás fácilmente.

Las principales poblaciones de esta región son Broek in Waterland, Edam, Volendam, Marken, Monnickendam y Purmerend.

No es necesario dedicarle más de 1 día, con eso tienes más que suficiente y en nuestro caso, ni eso, sólo medio día. 😦

Lo mejor es preparar la ruta antes de partir y minimizar el tiempo en el autobús. Nosotros decidimos empezar por Edam, seguido de Volendam y terminar por Marken, intentando coincidir con el atardecer.

Pero, ¿cómo llegar o moverse por aquí?

La mejor opción es el bus, que conecta la ciudad con cada uno de los pueblos. La frecuencia, es muy alta y todos parten desde la Estación Central. Para llegar a la terminal de autobuses, tendrás que cruzar toda la estación hasta llegar al otro lado, justo pegado al río.

Ya en el bus, puedes sacar un billete sencillo o el Waterland Ticket, un pase diario ilimitado de viajes por toda la región. Su precio es de 10 €, así que si vas a visitar más de una población, te saldrá rentable. Había leído en otros blogs que la compañía Arriva es la que operaba estos autobuses, pero ya no es así, siendo operados por  compañía EBS.

Las rutas son las siguientes:

• Amsterdam Centraal – Edam: línea 314 (30 min. aprox.)
• Amsterdam Centraal – Volendam: línea 316 (30 min. aprox.)
• Amsterdam Centraal – Marken: línea 315 (40 min. aprox.)
• Edam – Volendam: línea 316 (10 min. aprox)
• Volendam – Marken: línea 316 y transbordo a 315 (30 min. aprox)

De todas formas, para asegurarte, pregúntale al conductor y fuera problemas.

Si por el contrario, no te quiere complicar la vida, siempre puedes contratar la siguiente excursión que incluye la visita a Zaanse Schans, Edam, Volendam y Marken.

EDAM

Comenzamos con nuestra ruta con un pueblo que sí o sí te tiene que sonar. Mira en tu nevera, seguro que tienes en la parte de los embutidos un «queso de bola» de toda la vida, ¿a qué si?, pues estamos ante el pueblo origen de este tipo de quesos.

El bus te dejará a las afueras, en su pequeña terminal, y justo doblando a la esquina, te adentras en otro mundo: calles adoquinadas, casas de madera, pequeños canales y una gran sensación de tranquilidad.

El pueblo es muy pequeño, así que déjate llevar por tu instinto y pasea por su calles, descubriendo su pequeños detalles y pintorescos rincones.

En los primeros 5 minutos que estés allí, estarás agradeciendo haber sacrificado tiempo en Ámsterdam al venir aquí.

A parte de pasear, poco más hay que hacer, eso sí, una vez que llegues a la plaza del pueblo (Damplein), estás obligado a comprar un queso de recuerdo.:)

Este queso está fabricado en algunas de las pequeñas granjas que hay en las afueras del pueblo y que si vas con tiempo, puedes visitarlas, donde te ensañaran todo el proceso de fabricación.

Por cierto, si tienes suerte de visitarlo en Verano (Julio y Agosto), todo los miércoles se celebran el Mercado del Queso, donde se visten con los trajes típicos y recrean como se hacía antiguamente la venta del queso.

VOLENDAM

La segunda parada sería el pueblo vecino de Volendam, un pueblo pesquero que aunque mantiene la misma esencia que Edam, es totalmente diferente.

Aquí hay que decir que pecamos de listos, y en lugar de preguntar por la parada del centro del pueblo, nos bajamos donde creíamos que era. Error y andar unos 15 – 20 minutos hasta el centro, que es justo lo que se tarda andando desde Edam. Pero cómo no hay mal que por bien no venga, gracias a este error dimos con un precioso y típico molino holandés. 🙂

Entre las ovejitas, el molino y esas nubes tan oscuras, teníamos la típica estampa holandesa.

Andando un poco más, llegamos al puerto de Volendam, que es lo que realmente merece la pena del pueblo. El resto, aunque sigue siendo muy bonito y cuidado, no llega a ser tan pintoresco como Edam (o así me pareció).

Aún así, Volendam es mucho más turística que Edam, y los negocios están más orientado a ello, con tiendas que te dan la oportunidad de vestirte con el traje tradicional holandés y los típicos souvenirs.

En los días festivos, los habitantes aún suelen ponerse este traje tradicional, es ahí una de las razones de que sea tan turístico.

Adentrándote hasta el final del muelle del puerto, las vistas son geniales: al horizonte, se puede ver el pequeño islote de Marken, con sus pequeñas casitas de madera rodeadas de agua.

Y si miramos para atrás, todo la panorámica del pueblo.

Además los banquitos eran perfectos para esa fotito en modo «sentimiento profundo», vamos lo que viene siendo postureo del bueno.

Desde aquí parte cada media hora un ferry hacia Marken que todo el mundo lo recomienda, pero que nosotros decidimos ahorrarnos ese dinero y seguir con el bus.

El Sol empezaba a bajar y yo me empezaba a poner nervioso, ¡no había tiempo que perder!.

Rumbo a Marken.

MARKEN

Ésta sería nuestra última parada de la ruta por Waterland y os adelanto, que fue el que más me gustó.

Para llegar a Marken, si vienes de Volendam, tienes que cambiar el bus en Monnickendam, y no te creas que lo sabíamos, pero por suerte, una chica que hablaba español nos ayudó.

La verdad es que este pueblo también merece un visita, pero no había tiempo.

Llegamos en pleno atardecer y os aseguro que la sensación era de absoluta tranquilidad. Todo el mundo ya se había ido y nosotros llegando, así que teníamos un pueblo prácticamente para nosotros. 🙂

Marken está situado en una pequeña isla, unida al continente por un estrecho dique lo suficientemente ancho como para que quepa una carretera.

Lo especial del pueblo es que parece que no es real, como si lo hubiesen construido a modo de recreación de lo que era un antiguo pueblo holandés, hasta que te das cuenta que dentro de las casas hay gente viviendo, con sus coches aparcados en su puerta y llevando un vida de absoluta tranquilidad.

En unos 15-20 minutos recorrerás gran parte del pueblo hasta llegar al puerto.

Ahí estaba el atardecer, sólo para mí y con tiempo para disfrutar de él.

Eso sí, hacía un frío que «pelaba» y Lorena no estaba muy de acuerdo con eso de ir dando bandazos con la cámara. Así que era la hora de un café bien caliente en el único bar que quedaba abierto en el pueblo. ¡Hasta el bar era bonito!

Lorena se quedó allí, pero mi cámara y yo nos pusimos manos a la obra para aprovechar el atardecer que me estaba regalando Marken, seguramente uno de los mejores que he visto.

La noche ya estaba cayendo y no había tiempo de ver el otro punto imprescindible del pueblo: su faro. No se puede tener todo.

El bus salía en 10 minutos así que había que correr un poco para no perderlo, pero no fue así y justo en nuestra cara el bus se estaba yendo. Faltaban 20 minutos para el siguiente, así que algo había que hacer. Me pongo a mirar a todos lados y justo enfrente, detrás de los matorrales, estaba esta postal.

Así, de casualidad, me llevaba seguramente la mejor toma del viaje.

Era la guinda al pastel de Waterland, una región a la que le había puesto unas expectativas muy altas, éstas fueron más que superadas. Así que sólo puedo decir que si vas a Ámsterdam sacrifica un poco de tiempo, aunque sea medio día, para disfrutar de la otra cara de Holanda.

Todas las fotos en sus respectivos álbumes de Flickr:

• Edam
• Volendam
• Marken