10 cosas que hacer en Liubliana en un día

Liubliana (Ljubljana), la capital de Eslovenia, es una ciudad con alma de pueblo: pequeña, coqueta, cómoda y verde, muy verde. De hecho, en 2016 fue declarada capital verde europea.

Eso sí, que no te engañe su tamaño ya que Liubliana está llena de sorpresas, con un patrimonio excepcional, mucha vida y multitud de sorpresas.

Una auténtica desconocida en el corazón de Europa a pocas horas de ciudades importantes de Italia, Austria o Hungría que la convierten en la parada perfecta para huir de los clásicos destinos turísticamente ya masificados.

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Un día de visita puede dar mucho de sí, así que te contamos 10 cosas que podrás ver y hacer en Liubliana en un día:

1. Descubrir el encanto de su casco antiguo

El casco antiguo de Liubliana es una delicia para los ojos, una auténtica joya patrimonial en la que se mezclan diferentes estilos arquitectónicos como son el barroco y el art noveau influenciados por sus países vecinos.

Mires por donde mires siempre habrá algún rincón para inmortalizar, como las imponentes iglesias;

sus calles adoquinadas;

los preciosos edificios de color pastel;

y sus callejuelas escondidas.

Es imposible aglutinar tanto patrimonio en un espacio tan reducido y además, está todo tanto cuidado, que a veces da la sensación de ser un mero decorado. Pero no, aquí todo es real y es gracias a los esfuerzos de una nación que ha sabido mantener la esencia de la Europa de antaño.

Piérdete, curiosea en sus antiguas tiendas y,  por supuesto, disfruta del estilo de vida esloveno. Aquí no hay tanta prisa, siendo todo mucho más relajado y donde se  disfruta estando sentado en cualquiera de sus terrazas.

¿A quién no le gustaría desayunar con un ambiente así de bueno?.

Una buena forma de conocer este casco antiguo, es haciendo contratando esta visita guiada por la ciudad o este otro tour de 3 horas con crucero por el río incluido.

También puedes apuntarte a éste free tour para una primera toma de contacto de la ciudad.

2. Dar un tranquilo paseo por la ribera del río Ljubljanica

Tanto por la mañana, tarde y noche.

A lo largo de la orilla del río Ljubljanica podrás ir contemplando las panorámicas más bonitas de la ciudad, así que no pierdas detalle y por supuesto, adéntrate por cada uno de los puentes que lo cruzan.

Es en el más moderno y pequeño desde donde se obtiene la postal más famosa de la ciudad: el Puente Triple con la Iglesia de Francisca de la Anunciación al fondo.

Bonito, ¿verdad?.

¿Y qué me decís por la noche?.

Y por si fuera poco, a lo largo de toda la ribera hay un montón de restaurantes con coquetas terrazas perfectas para las tardes de primavera y verano.

Plan perfecto, ¿no? 🙂

3. Alucinar con el psicodélico barrio de Metelkova

En lo que un día fue un cuartel militar abandonado y a punto de ser derruido, hoy es el epicentro del movimiento más undergound y alternativo de la ciudad.

Fue allá por el año 1993 cuando un grupo de artistas voluntarios se unieron para evitar su derrumbamiento, algo que consiguieron tomando el lugar como lienzo para dar rienda suelta a la imaginación.

¡Y sí que lo hicieron!

Hoy día Metelkova Mesto es un lugar extraño y psicodélico con figuras muy extrañas;

materiales reciclados que vete a saber de donde han salido;

murales que son auténticas obras de arte;

cosas abandonadas;

y por supuesto, color, mucho color.

Y que no te extrañe su tranquilidad durante el día, en los fines de semanas aquí se forman unas fiestas bastante animadas.

¿A qué mola?

4. Conocer la «leyenda del dragón»

¿Y si te decimos que en Liubliana verás dragones por todos lados?.

¿Qué pensarías?

Que hemos pasado demasiado rato en Metelkova, ¿no?

Ejem…

¡Podría ser, pero no!. Simplemente porque es el símbolo de la ciudad.

Según cuenta la leyenda griega de Jason y los Argonautas, en el camino hacia la Cólquida para recuperar el Vellocino de Oro, tuvieron todo tipo de aventuras y una de ellas fue enfrentarse al dragón que habitaba estas tierras, el cual tenía a una mujer virgen secuestrada. Jason y los suyos lograron vencer al dragón y liberar a la chica pero su espíritu se quedó para proteger unas tierras que, más tarde, se convertirían en la ciudad de Liubliana.

Conclusión, ¡dragones por todos lados!

Así pues, veras zmaj (dragón en esloveno) en el castillo, en alguna que otra escultura a lo largo del río e incluso en el escudo de la ciudad.

Pero si hay un lugar en el que más están presentes es en el Zmajski Most, un puente custodiado por cuatro enormes dragones que imponen a cualquiera que se atreva a cruzarlo. Según dicen, cuando una «virgen» cruza por el puente, el dragón levanta la cola…

Ya sabes, cuando estés con tus amigos tomando una cerveza en Liubliana, suéltales este rollo para que ellos también te digan: «¿qué te has fumado…?» 🙂

5. Comprar productos frescos en el mercado central

En una visita a Liubliana no puede faltar descubrir su mercado central (Trznica), mercado que todas las mañanas se instala en la plaza Vodnik.

En él podrás conocer el lado más local y cotidiano de la ciudad, donde los vecinos vienen a comprar los productos más frescos de la zona.

Las decenas de puestos de frutas, verduras o flores logran una mezcla de color y olor que harán que se te abra el apetito.

Así pues, nada mejor que aprovechar para comer en alguno de los puestos que hay justo al lado del mercado.

¿Os hemos dicho que Eslovenia es barata?.

Pues sí, en comparación a sus países vecinos (Italia o Austria), los precios en Eslovenia están muy bien. Para que os hagáis una idea, más o menos como en Málaga.

Así que no hay excusa para comer bien. 🙂

6. Echarse un siesta en el parque Tivoli

¿Ya con la barriga llena?

Pues que mejor que acercarse al inmenso parque Tivoli para relajarse y echarse una pequeña siesta, si el tiempo lo permite claro.

En las calurosas tardes de verano, ya te aseguro que apetece y mucho.

Si en cambio hace frío, siempre puedes dar un paseo o visitar algunas de sus exposiciones temporales.

Eso sí, ni se te ocurra querer verlo entero ya que el parque es prácticamente un bosque metido dentro de la ciudad, a no ser que quieras pasar todo el día en él.

7. Vibrar con la música callejera

Uno de los motivos por el que el centro de Liubliana es tan especial es por su música callejera. Raro es que no haya como mínimo algún artista deleitando a los turistas con buena música en los puntos más conocidos de la ciudad. Montan tal espectáculo, que el público se amontona alrededor de ellos como si de un concierto se tratase.

Serán la banda sonora de vuestra visita.

8. Subir al castillo

No hay nada mejor que echar la tarde subiendo al Castillo de Liubliana (Ljubljanski grad).

Aunque puedes utilizar el funicular, te animamos a que lo hagas andando desde algunos de los caminos que suben hasta la colina sobre la que se asienta el castillo.

Eso sí, antes de subir coge agua de algunas de las fuentes que hay repartidas por la ciudad.

¡El agua está buenísima!

Será un paseo «algo duro» pero las vistas bien merecen el esfuerzo.

Hay que ser sincero con que el castillo tiene poco que ver, de hecho solo entramos al patio central, en el que había montado un escenario (algo normal en verano). El resto es de pago (10 €) y tras leer que no merece mucho la pena, decidimos ahorrarnos el dinero para un buen helado.

Lo que realmente si merece la pena son todos los alrededores del castillo, con unas magníficas vistas 360º de toda la ciudad en un entorno muy verde.

El momento perfecto para relajarse con una cerveza bien fresquita mientras se disfruta de buenas vistas.

¡La mala vida!

Sin duda, este sería un buen punto para contemplar el atardecer, aunque nosotros os recomendaremos otro mejor.

Mas info: www.ljubljanskigrad.si

9. Contemplar el atardecer desde el Nebotičnik

Si antes comentábamos que desde el castillo se tiene una buena panorámica para contemplar el atardecer, nosotros os proponemos verlo desde la cafetería del edificio Nebotičnik (Skyscraper), el «rascacielos» para los eslovenos.

En realidad no es ni mucho menos un rascacielos, ya que solo tiene 11 plantas, pero, al estar ubicado a pocos metros del centro, las vistas son espectaculares y lo mejor es que tienes la panorámica completa del casco antiguo con el castillo incluido, algo que no podía faltar en tu postal de Liubliana.

La entrada es gratuita y si bien en este tipo de sitios solemos subir, hacer la foto e irnos porque suelen ser muy caros, éste no lo es. La cerveza no valía más de 2€ y un pedazo de pastel típico de Liubliana (Prekmurska Gibanica), unos 4 €.

¡Nada mal para el sitio que es!

¡Qué más se puede pedir!

10. Cogerle el pulso a la noche de la ciudad

Si después de un día tan agotador recorriendo toda la ciudad aún te quedan fuerzas, puedes echar el resto en algunos de los locales de la ciudad. Hay de todo tipo de ambientes, desde planes más tranquilos en algunas de las terrazas, hasta música electrónica en el psicodélico barrio de Metelkova.

Nosotros, que al día siguiente madrugábamos de lo lindo para ir a las montañas, cambiamos la fiesta por un pequeño paseo nocturno por el centro.

Tenemos que reconocer que Liubliana nos encantó, siendo sin duda, una grata sorpresa.

Llegamos con la idea de conocer una capital más como las del resto de Europa y nos encontramos con una ciudad con alma de pueblo en total armonía con la naturaleza que la rodea. Y es que, esta ciudad es un fiel reflejo de lo que encontrarás en Eslovenia, un país que por suerte, sigue siendo un gran desconocido para el turismo de masas.

Hvala, Ljubljana!

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