Ámsterdam (II)

Seguimos con nuestra aventura en Ámsterdam. Durante el segundo día, decidimos que la mañana era para la ciudad y al medio día poner rumbo a la zona vecina de Waterland.

Así que no había tiempo que perder, desayuno rápido en el hostel  y rumbo a la primera parada del día: Begijnhof.

Begijnhof es un pequeño y tranquilo patio escondido entre las principales calles comerciales de la ciudad, cerca de la plaza Spui. Se fundó en 1.346 para albergar a las beguinas (una hermandad femenina católica laica), las cuáles dedicaban sus vidas al cuidado de los enfermos y los pobres. Es un remanso de paz y más aun sabiendo que justo fuera de la plaza hay cientos de tiendas y calles abarrotadas de gente. En el nº30, oculta bajo una fachada de casa normal, está la Begijnhofkapel, una capilla clandestina y justo al lado, en el 34, la casa más antigua de los países bajos y una de las últimas casas de madera que quedan en la ciudad.

Het Houten Huis

Het Houten Huis (la casa de madera)

Cerca de aquí queda la Spuistraat, una calle con varios edificios con un montón de murales y graffitis pintados a lo largo de la vía. Éstos edificios son los famosos «squats», en el que a través del «movimiento okupa» era legal ocupar edificios que llevasen más de un año vacío. Los squats más famosos son el The Snake Building y el Vrankrijk y ¿cuál fue nuestra sorpresa?, ¡¡lo estaban demoliendo!! 😦

The Snake Building

Ya había leído que tenían problemas y era algo común que se cerrasen y al tiempo lo abrieran, pero no me esperaba que uno de ellos estuviese medio demolido.

Tras la decepción continuamos andando hasta llegar al centro para ver la parte vieja de la ciudad (Oude Zijde). Pasear por Ámsterdam es lo mejor que se puede hacer, y mires por donde mires, habrá algo que te llame la atención, como encontrar una bicicleta de esta guisa:

O bien de esta otra:

O tal vez que un ser de otro planeta te observe desde su humilde morada:

Pues bien, ya en la parte vieja, ¿qué nos puede ofrecer ésta zona a parte del famoso Barrio Rojo?.

Pues mucho más, aunque en realidad todo muy relacionado.

Podemos empezar por Nieuwmarkt (Mercado Nuevo), un plaza con mucha vida, llena de cafeterías, restaurantes e incluso un mercado diario de flores. Además, en ella encontramos la Waag, un edificio de cinco torres que en su época formaba parte de la muralla de la ciudad y una de las puertas de la ciudad.

Parte vieja de la ciudad, con la Waag al fondo.

Dejando atrás Nieuwmarkt, nos metemos por la calle Zeedijk (dique de Mar), que fue construida para proteger a la ciudad de las inundaciones y desde bien temprano adoptada como guarida para los marineros y no precisamente de los buenos. Durante los siglos esto fue a peor y ya en el siglo XX lo que faltaba, los vendedores de droga. En 1.980, se la conocía como «el callejón de la heroina». Si señor un buen nombre.

Ya en 1.990 le dieron un lavado de cara, reformando y estableciendo a la comunidad china, hasta lo que es hoy, una calle muy animada con un montón de locales para comer y sin ningún rastro de lo que fue en antaño. Una visita (gratuita) al templo budista He Hua te trasmitirá un poco de paz y tranquilidad en esta alocada ciudad.

Esta calle corre paralela al Barrio Rojo, que durante el día ofrece una imagen muy distinta a la de noche, eso sí no te creas que todos los escaparates están cerrados, aquí se abre 24 horas al día, que nunca se sabe. No voy a daros la paliza de nuevo con lo que es el barrio, bla, bla, bla, para eso ya tenéis la parte I.

Dentro del Barrio Rojo nos encontramos con la Oude Kerk (Iglesia Vieja) y la que le da el nombre a esta parte de la ciudad. Cómo no, en una ciudad con tan pocos edificios altos, la subida al tejado es muy recomendable, aunque nosotros por falta de tiempo no entramos. Era muy común que los marineros que pasaban la noche aquí, se divirtieran en el Barrio Rojo y después pasaran por esta iglesia a limpiarse de los pecados, previo pago claro. Todo un negocio aquí montado.

Por lo tanto, tenemos una de las iglesias más importantes de Ámsterdam rodeadas de escaparates de prostitutas y coffee shops, eso sí que es una mentalidad abierta. Como curiosidad, en uno de los laterales, hay un detallito un tanto especial.

¡¡Ayyyy picaruelo!! Si te ve tu novia…

Vista la zona vieja, era la hora de hacer una de las experiencias obligadas en esta ciudad, un paseo en barca por lo canales. Hay bastantes opciones y tipos de barcas; desde el clásico bote pequeño o al grande; o simplemente alquilar una especie de hidropedal. Nosotros nos decidimos por el típico «City Sightseeing», que al igual que en todas las ciudades, en Ámsterdam también hay pero en barca. Tenía una parte cubierta por una lona y otra al descubierto, justo lo que yo buscaba para poder hacer buenas fotos.

Como el día se estaba poniendo muy feo, poca gente se atrevía a montarse en uno de éstos, así que teníamos un bote para nosotros solos (a parte del conductor y un turista más).

CAMERA

Si te quieres ambientar un poco, ya sabes, dale al play:

Partimos desde justo enfrente de la Estación Central y a la primera curva ya estábamos en los pequeños canales del Barrio Rojo.

Canales del Barrio Rojo con la Basílica de San Nicolás al fondo

Cómo no, empezó a llover en ese justo momento, pero por lo menos nos podíamos resguardar, no como los de delante.

Saliendo del Barrio Rojo, nos adentramos en el río Ámstel, que atraviesa toda la ciudad. En sus orillas están el Stopera, sede del ayuntamiento y de la ópera, o la sede del museo Hermitage en Ámsterdam.

Magere Brug (Puente Delgado)

Saliendo del Ámstel, nos adentramos en el Grachtengordel (Cinturón de Canales), que en forma de tela de araña bordea todo el centro de la ciudad. Como ya comenté en la primera entrada, fueron construidos durante el Siglo de Oro ( XVII), cuando ya la ciudad no se contenía dentro de sus antiguas murallas.

Es aquí donde nos encontramos con el «Puente de los 15 Puentes«, donde el Reguliersgraht y Herengracht se cruzan.  A un lado se verán 6 puentes de arcos, uno tras otro; y al otro lado otros 6 y al otro 2 más. El que falta es en el que uno se posa, aunque en nuestro caso estábamos dentro del canal.

Siguiendo por Herengracht, uno sólo puede quedarse fascinado con tanta belleza. Motivos no le han faltado para ser Patrimonio de la Humanidad, con ese estilo arquitectónico tan representativo. Aquí los más adinerados, se construyeron las mejores casas de la ciudad, y poco han cambiado.

Casi llegando al final del canal, nos desviamos hasta Singel para contemplar la casa con la fachada más estrecha del mundo, aunque por dentro si es como una casa normal.

El paseo terminó donde empezó y la mañana tocaba a su fin. Era la hora de comer algo y a poder ser que no fuese hamburguesa :).

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Ya comidos, era turno de partir hacia la vecina región de Waterland, visitando Edam, Volendam y Marken, que ya os adelanto que fue un gran acierto y al que les dedicaremos el siguiente post.

Una vez de vuelta a Ámsterdam, no podía irme directo al hotel y desaprovechar las luces de esta maravilla de ciudad. Así que de nuevo, con trípode en mano, había que darlo todo.

Damrak
Estación Central

Era nuestra última noche y ya sólo quedaba otra mañana más en la ciudad.

Para este último día teníamos planeado alquilar una bicicleta, enganchar la cámara deportiva y grabar la ciudad desde esta perspectiva. Mola el plan, ¿no? Pues será para otra ocasión,  ya que no paró de llover en todo el día. Mala suerte.

Había que buscar planes alternativos, algo que no falta en esta ciudad. Empezamos por unas últimas fotos en las letras, aprovechando que no había nadie, algo muy muy raro.

Dirigiéndonos hacia el centro, buscamos algunos souvenirs en el mercado flotante de flores (Bloemenmarkt), una hilera de puestos apoyados sobre barcazas amarradas al canal.

Bloemenmarkt

Una de las cosas que me gusta hacer, es comprar aquellas postales en las que desconozco el sitio, mirar donde esta tomada la foto e ir hacía allí.

En una de las postales, estaba esta esquina, donde se puede ver una de las curiosidades de la ciudad, la inclinación de las casas. Cuando vayas por Ámsterdam y te des cuenta de ello, no te creas que la marihuana o la Heinkenen te está pegando fuerte. Debido a que las casas son muy estrechas, la única forma de subir los muebles es a través de los ventanales, subiéndolos mediante de poleas que cuelgan de los ganchos (viga de polea) que hay en cada casa. Por ello, para evitar que la carga choque con los ventanales, las casas se inclinaron hacia adelante.

Por último, fuimos a la Casa de Ana Frank. Lo mejor para visitarla es reservar con antelación ya que las colas suelen durar horas. Nosotros aprovechando la lluvia, la cola sería algo menor, y así fue. Lo que no contábamos es que  iba a caer la lluvia más fuerte de todo el viaje. De perdidos al río (nunca mejor dicho), así que aguantamos hasta el final.

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Para quien no conozca la historia, Ana Frank fue una niña que tuvo la mala suerte de vivir en su propia piel la crueldad de la Segunda Guerra Mundial. Durante la ocupación nazi, los judíos de Ámsterdam corrieron la misma suerte que en el resto de Europa y había que ingeniárselas para que uno no acabase en un campo de concentración. La familia de Ana Frank fue una de ellas, capaces de construir y esconderse durante 2 años en el anexo de la casa nº 263 de Prinsengracht. La única conexión con el exterior era una pequeña puerta oculta tras una biblioteca. Durante todo la estancia, la pequeña Ana escribía todo en su diario. Finalmente fueron descubiertos y enviados a campos de concentración. Poco días antes de la liberación del campo, Ana murió, pero su diario salió a luz, hasta lo que es hoy día, una lección para toda la humanidad.

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Ámsterdam no daba para más y había que poner rumbo hacia el próximo destino: Bruselas.

Sin lugar a duda, Ámsterdam lo tiene todo, busques lo que busques y será seguramente una de mis ciudades favoritas.

I amsterdam.

Todas las fotos y más en su Álbum de Flickr.

 

7 comentarios en “Ámsterdam (II)

  1. Preciosos recuerdos y mejor ciudad. Recomendable para todo el mundo :-).

    IAMSTERDAM

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  2. Hermosa Amsterdam! Hermosas fotos y muy entretenido relato!

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    1. Muchas gracias por tus palabras. Y sí, Ámsterdam es una pasada, lo tiene todo. Un saludo!!

      Le gusta a 1 persona

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