Costa Daurada es sinónimo de playas de arena fina, aguas cristalinas y por supuesto de buen tiempo. Así pues, no podíamos marcharnos de nuestra ruta como descubridores de la Costa Daurada para Minube sin conocer su costa.

Si bien en la 5ª escapada conocimos la franja costera sur, visitando las localidades de Cambrils y Montroig-Miami, para la última escapada decidimos recorrer la franja costera norte a través de su carretera más emblemática, la N-340.
Esta carretera, construida por los romanos bajo el nombre de la Via Augusta, era tan perfecta, que casi dos mil años después, aún sigue al pie del cañón, tanto por carretera como por tren y donde a cada lado de ambas, se van sucediendo uno tras otros los pueblos costeros de la Costa Daurada.

Acompáñanos en esta ruta que recorre las localidades costeras de Salou, Punta de la Móra, Altafulla, Calafell, Roc de Sant Gaietà y Torredembarra.
¡Prometemos calas preciosas, pueblos con encanto y mucho más por descubrir!.

Para disfrutar al 100% de este recorrido, lo ideal será disponer de vehículo propio. Con él podrás moverte con total libertad, pudiendo llegar fácilmente a los distintos pueblos. Reserva un coche de alquiler al mejor precio directamente desde este enlace.
Salou
Salou es considerada como la capital turística de la Costa Daurada y de hecho es la que más oferta de ocio ofrece al visitante, incluyendo la joya de la corona: Port Aventura.

Pero no podemos dejar de lado que estamos ante una localidad «sobreexplotada» turísticamente, con playas abarrotadas; hoteles que se levantan desde la misma playa, habiéndose respetado bien poco el entorno natural; y por si fuera poco, la lacra del llamado «turismo de borrachera», donde miles y miles de extranjeros buscan su particular «fiesta» alentados por el alcohol barato.

Nosotros, jamás recomendaríamos un lugar así, ya que ni de lejos se amolda a nuestra filosofía viajera, pero aún así, decidimos darle una oportunidad.

¿Y sabéis qué?, encontramos otro Salou y tenemos que reconocer que nos gustó.

Estamos hablando de un Salou de «calitas», alejadas de los núcleos hoteleros y en un entorno un poco más natural. Así pues, están mucho menos abarrotadas que las playas principales.

Una buena forma de conocerlas, es haciendo el Camino de Ronda, un sendero hecho a base de pasarelas que recorre todo el litoral de Salou.

Un camino sencillo que, al bordear todo el litoral, podrás disfrutar de las mejores vistas de la zona. Además, te regalará lugares como la Punta del Porroig, para que disfrutes de los miradores.


Mola mucho hacer el camino, pero eso sí, llévate bañador y toalla, porque los chapuzones son inevitables. 🙂

¿Qué calas puedes visitar?
Pues bien, oficialmente hay 5 calas, aunque hay alguna más escondida.
- Cala Llenguadets:

- Cala Font:

- Cala Vinya:

- Cala Crancs:

- Cala Penya Tallada:

Sin duda, la Cala Penya Tallada fue la playa que más nos gustó de Salou. Viendo las fotos pocos dirían que corresponden a una playa de Salou, pero sí lo es.

Está bastante escondida, siendo accesible sólo a pie, por ello su nivel de ocupación suele ser muy bajo, o lo que es lo mismo: desconexión total.

Pero si hay algo que llama atención, es el impresionante muro de piedra erosionado de 100 metros de longitud que parece estar cortado de una forma precisa y como podéis imaginar, le da el nombre a la playa: “Peña Cortada” (Penya Tallada).

Además, este muro de piedra natural separa la playa de otra mucho más pequeña, la Cala de Les Mabres y que gracias a la poca profundidad del agua, podrás acceder a ella desde el propio mar.

En cuanto a la playa en sí, qué os podemos decir: agua limpia, cristalina y tranquila; una profundidad muy baja; un entorno natural y un acceso, que aunque escondido, es sencillo.

Vamos, ¡la típica postal del Mediterráneo!.

Altafulla
Ponemos rumbo al que es posiblemente el pueblo costero que más nos gusto.

Altafulla tiene dos núcleos claramente diferenciados, el rural y el costero, separados, al igual que el resto de pueblos de la zona, por la vía del tren y la carretera N-340.
Podemos decir que ha sido una de las poblaciones que más no ha sorprendido de la Costa Daurada, por el simple hecho que no esperábamos mucho de ella.
Casco Histórico
Primero fuimos a conocer su núcleo rural, donde es encuentra el casco histórico conocido como Vila Closa. Este casco antiguo, con aire medieval, es precioso y sería un pecado no perderse por sus pintorescas calles.
Una buena forma empezar es entrando por algunos de los antiguos portales que se han podido conservar de su muralla, como por ejemplo el Pasaje de Santa Teresa.

Una vez dentro, darás con la Plaça de la Iglesia, el rincón más monumental del pueblo con el castillo, la rectoría y la propia iglesia de Sant Martí.

Te sentirás como si estuvieses en otro siglo, en el que incluso los letreros de los comercios han conseguido parar el tiempo.
Desde allí, toma el Carrer Forn bajando por sus preciosas escalinatas hasta llegar a la Plaza del Pou, la principal del pueblo y donde se ubica el ayuntamiento.
En uno de sus extremos podrás ver el pozo que le da nombre a la plaza y en el lado opuesto el monumento a “Els castells”, actividad cultural tan conocida en Cataluña.

Como hemos comentado antes, no te limites solo a estos rincones, sino que piérdete por todo el casco antiguo, ya que mires por donde mires siempre habrá algo por descubrir.

¡Nos encantó!.
Villa Romana dels Munts
De camino al núcleo costero, vamos a hacer una breve parada en una de las villas romanas más importantes y que mejor se han conservado de Hispania, gracias sobre todo a su riqueza decorativa y arquitectónica: la Villa Romana dels Munts.


Esta domus, como las llamaban los romanos, constaba de jardines, conjuntos termales, baños, zonas de empleo, cisternas y una numerosa cantidad de habitaciones.


Desde el año 2000, estas excavaciones han sido declaradas Patrimonio Mundial.

A día de hoy puedes visitarlas y enamorarte de la cultura romana, es más, si quieres sentirte como un romano más, podrás hacerlo contratando una visita teatralizada.

Núcleo Costero
Nos adentramos en la otra cara de Altafulla: la costera y marinera.

A diferencia de otras localidades costeras cercanas, donde se urbanizó sin control alguno llevándose por delante cualquier entorno natural, en Altafulla si consiguieron ponerle un poco de control y si bien hay zonas urbanizadas, supieron hacerlo con gusto.

Es por ello, que buena parte de la playa de Altafulla, ayudado por la desembocadura del río Gaia, esté libre de «cemento», siendo una delicia pasear por su arena orilla de arena fina y dorada.


Este fue nuestro plan para el atardecer: pasear tranquilamente durante la mejor hora del día.

El ambiente era mágico, donde el estilo de vida mediterráneo fluía por todos los rincones, desde el pescador con su caña a la espera de que pique algún pececillo, hasta la pareja con su perro.


Y como no, al fondo, el imponente Castillo de Tamarit presidiendo la postal.

En definitiva, disfrutando de las pequeñas cosas de la vida.

Para terminar el día, fuimos a conocer la otra parte de la Altafulla costera: el Passeig de les Botigues de Mar.

En sintonía a la que comentábamos la principio, en Altafulla han sabido conservar la esencia marinera, algo que se descubre en su pintoresco paseo marítimo, donde los pequeños almacenes que utilizaban los pescadores para guardar sus herramientas y vender sus productos, hoy día se han reconvertido en preciosas casas.

Es una delicia caminar por este maravilloso lugar, donde no es muy difícil teletransportarse a aquellos años marineros.

Con este paseo, ponemos punto y final a la visita por Altafulla, ¡un pueblo que nos encantó!.

Calafell
Calafell es el siguiente pueblo en nuestra ruta por la Nacional 340, un pueblo que al igual que Altafulla, está diferenciado en dos núcleos, el rural y el costero.

Casco Histórico
Calafell significa «castillo pequeño» en latín y es justo este castillo es lo que sobresale por el encima de todo.


Tal y como solemos hacer en éstos pueblos, nos dejamos llevar por nuestro instinto, en busca de sus rincones más pintorescos.
Descubre sus preciosas callejuelas,
relojes de Sol,

edificios señoriales

y por supuesto, los detalles que tanto nos gustan a los fotógrafos.
Por cierto, para no perder la costumbre, nada mejor que recuperarse del calor con una cerveza bien fresca en la plaza del pueblo.

Ciudadela Ibérica y Ruinas Romanas de «El Vilarenc»
Aunque el casco antiguo de Calafell tiene un origen medieval, hay que irse mucho más atrás para encontrar los orígenes del pueblo, justo a medio camino entre el núcleo antiguo y el costero.
Hablamos de las ruinas romanas de “El Vilarenc” y sobre todo de la Ciudadela Ibérica.
Aunque no tuvimos tiempo de conocer la Ciudadela (que nos hubiese encantado), si podemos ver de pasada las ruinas romanas.

Cofradía de Pescadores
Abandonamos la Calafell rural para conocer su lado costero o mejor dicho, lo poco que que de él.
Cuando anteriormente hablábamos de lo bien que han preservado el ambiente marinero en Altafulla, aquí, en cambio, podemos ver justo lo contrario.

Poco o más bien casi nada se ha conservado de aquel núcleo marinero, donde las pequeñas casitas de pescadores han sido sustituidas por una hilera de edificios dirigidos principalmente al turismo de «sol y playa».

Por suerte, en mitad del paseo marítimo, se ha conservado la Cofradía de los Pescadores, el edificio donde estaba el «peso» y que hoy día se ha convertido en un pequeño museo que trata de homenajear a quienes se jugaban la vida día tras día para llevar algo de dinero al hogar.
En él, podrás ver un audiovisual que explica como era la vida en el barrio marinero. Además, podrás contemplar cientos de utensilios y aperos de pesca cedidos por las propias familias.


De entre todos los artilugios, hay uno que destaca sobre el resto, «La Maquinilla», que servía para sacar las embarcaciones del agua sin apenas esfuerzo y lo mejor, que aún funciona. Aunque ahora mismo la están reformando, pronto se podrás ver en este museo.

Torredembarra
Torredembarra es otro de los pueblos que están diferenciados en dos partes: el núcleo histórico y la zona costera. Esta localidad situada 13 km al norte de Tarragona tiene rincones sorprendentes, tanto arquitectónicos como naturales que no dudamos en conocer.

Casco histórico
Como siempre decimos, déjate llevar y pasea por sus calles, donde encontrarás edificios llenos de arte y cultura. Es más, dicen que gran parte de la historia de Torredembarra se explica a través de las fachadas y los interiores de las viviendas del casco antiguo.

También podrás visitar la iglesia de San Pere, y justo al lado encontrarás la Torre de la Vila, el edificio más antiguo que queda en la población.

En cuanto al ayuntamiento, éste se encuentra ubicado en un lugar bastante peculiar; en el Castillo de los Icart, el único edificio de este estilo que se encuentra en Cataluña.
¿Ah y sabías que el conocido Joan Güell marchó desde aquí hacia Cuba?
Playas de Torredembarra
Si nos vamos hacia la parte costera, nosotros solo pudimos visitar 2 de sus 4 playas: Baix Mar y Els Muntanyans.

La primera está situada en el antiguo barrio de pescadores, aunque es más conocida por su famosa escultura «Alfa y Omega» elevada dentro del agua.

Un lugar para ir con la familia a disfrutar de un bonito día de playa.

Si seguimos un poco más hacia el norte nos encontramos con la playa d’Els Muntanyans, un lugar destacable por ser una de las últimas dunas y marismas saladas conservadas en Cataluña.

Paseando por sus pasarelas podrás ver y descubrir especies animales y plantas características de la zona.


A pesar de todo el mérito que tiene mantener este espacio natural en la franja costera (algo que no debería ser raro), tenemos que decir que en cierta manera nos decepcionó, ya que el poco agua que había estaba demasiado estancada.

Aunque en cuanto a eso no podemos hacer nada… es consecuencia de la sequía.

Por supuesto, podrás pasar el día su la playa, considerada como una de las mejores de la zona, aunque por supuesto teniendo en cuenta que estamos en un entorno natural muy sensible de que debemos conservar.


Roc de Sant Gaietà
El Roc de Sant Gaietà es una pequeña urbanización perteneciente a Roda de Barà. Esta fue construida en los 1964-1972, pensado para ser un pequeño pueblo para los pescadores de la zona, por su estratégica y privilegiada ubicación. Sin embargo, no era un pueblo cualquiera, ya que lo diseñaron con edificios de estilos arquitectónicos antiguos e imitando rincones típicos del mundo. En este pequeño núcleo podrás cambiar de época y de lugar en un abrir y cerrar de ojos.

Verás patios andaluces; edificios góticos, renacentistas, románicos…; la puerta de la Catedral de Ávila y hasta un hórreo gallego.

A día de hoy, en cada uno de los bajos de estos edificios hay instalados bares, restaurantes, pastelerías, tiendas …

Nuestra recomendación es que vayas a dar un paseo y disfrutes del ambiente.


Eso sí, si llevas un presupuesto «low-cost», puede llevarte tu propio pic-nic y cenar a orillas del mar, como hicimos nosotros.

Aunque a lo que no pudimos resistirnos, fue a probar el helado de Cal Sisquet, el subcampeón Mundial de Heladería.

Mmmmm.
Sin duda es un rincón que merece la pena visitar.

Parque Natural Punta de la Móra
Para terminar, ponemos rumbo a uno de los pocos enclaves naturales costeros que han conseguido escapar de la especulación urbana en la Costa Daurada: el Parque Natural Punta de la Móra.

Este enclave natural esconde un magnífico bosque y las que son, posiblemente, las mejores playas de la Costa Daurada.

Pero lo mejor de todo, es que este paraje se libró del «ladrillo» gracias al coraje de Caridad Barraque, marquesa de Bárcena, quien no sucumbió a las propuestas de compra de sus tierras. De hecho, incluso le llegaron a poner en la mesa un cheque en blanco comentándole la de cosas que podría hacer con ese dinero. Ella le contestó que lo único que se compraria seria una finca como la que ya tiene, así que arrivederci.

En definitiva, hay que darle las gracias a Caridad por permitirnos disfrutar de este precioso lugar.
El parque natural toma el nombre del pequeño saliente rocoso Punta de la Móra, donde se ha conservado una torre vigía de planta circular que fue construida en el siglo XVI con el objetivo de defenderse de los piratas berberiscos, de ahí su nombre.

Camping Torre de la Móra
Es justo aquí, en medio del paraje natural, donde se ubica el Camping Torre de la Móra, el lugar que elegimos para alojarnos con un objetivo en mente: disfrutar del parque natural.
Del camping solo podemos decir cosas buenas, donde los bungalows y tiendas se mezclan con la vegetación del bosque.

Nos alojamos en una original cabaña, mezcla entre bungalow y tienda de campaña y que aunque echamos de falta el baño, cumplió todas la expectativas.

En cuanto a las instalaciones, pocas pegas, ¡sólo hay que ver la piscina!.

Eso sí, lo bueno de estar alojado en el mismo parque natural, era tener desde la misma puerta de la tienda toda la naturaleza al alcance.

Desde el mismo camping, se accede al saliente rocoso con unas espectaculares vistas a la playa de la Móra, la vecina Tamarit y a lo lejos el omnipresente Faro de Torredembarra.


Yo, obviamente, no iba a desaprovechar la ocasión, así que allí estaba preparado con la cámara, esperando a contemplar el espectáculo que el Sol nos brinda a diario, tiñendo el horizonte de un intenso color dorado.



Pura magia.

Pero no nos vamos a quedar en el camping solo de relax, ¿no?.
Bosc de la Marquesa
Saliendo del camping por una pequeña puertecilla, justo al lado de la torre vigía, nos adentramos en el Bosc de la Marquesa, donde tomaremos el Camino de Ronda (GR 92), un sendero lineal que bordea todo el litoral costero desde Tarragona ciudad hasta Altafulla.

La vegetación del bosque está compuesta por pinos blancos, alzinas, arbustos, hierbas trepadoras, algún que otro palmito, brezos, etc… además de savinas y lirios de mar.


La verdad es que es una gozada caminar por este paraje natural y más si es a primera hora de la mañana con la más absoluta tranquilidad.

Por cierto, no te olvides de asomarte en los miradores naturales. 🙂


Cala Becs y Roca Plana
Ahora bien, adentrarse en el bosque tenía un objetivo principal: llegar a las playas más bonitas de la Costa Daurada.

Tras una caminata de apenas 15-20 minutos por el bosque, llegarás a un pequeño paraíso: la Playa de Roca Plana y Cala Becs. Éstas, han sido con diferencia, las playas que más nos han gustado de toda la Costa Daurada y eso que hemos conocido la gran mayoría de ellas.


No obstante, si sigues unos 10 minutos más andando, llegarás a la Cala Waikiki, considerada la más bonita. Pero, ¿sabéis qué?, estábamos tan a gusto en Cala Becs, que allí nos quedamos.


Llegamos muy temprano y literalmente, la playa era para nosotros, algo que se veía en la arena, donde no había ni una suela huella.


Eso sí, algo que nos sorprendió, fue la temperatura del agua, ¡estaba buenísima!. Además, tampoco esperábamos que el agua tuviese tan poca profundidad y que además, no hubiese ninguna piedra, ¡solo arena fina!.

Creo que en nuestra vida nunca hemos estado tanto tiempo metidos en el agua.

Para poner el colofón, llegaron una chicas muy majas con un perritos muy fotogénicos que disfrutaron en la playa de lindo.
¡Pusieron sus mejores poses delante de la cámara!.

¡Click, click!.


En resumidas cuentas, si buscas tranquilidad, naturaleza y aislamiento, este es el lugar ideal.


No hay mejor lugar que esta playa para despedirnos de la que ha sido nuestra segunda tierra durante los últimos 6 meses y en el que hemos recorrido prácticamente la totalidad de la Costa Daurada, desde sus rincones montañosos, pasando por sus ciudades (Tarragona y Reus) y hasta terminar por su costa de arena fina y dorada.

Podemos decir que somos casi unos expertos de una tierra llena de rincones por descubrir y a la que por supuesto siempre recomendaremos para visitar, por que hay una Costa Daurada para cada visitante.

No podemos olvidarnos de dar las gracias a todas la personas y empresas que han formado parte de este proyecto y sobre todo, a Minube y Turismo de Costa Daurada por confiar en nosotros y por supuesto, por habernos dado tantas facilidades en nuestra andadura por esta espectacular tierra.

¡Gracias!