Costa Daurada es uno de los tramos más bonitos de la costa catalana y presume de ser unas de las zonas turísticas más importantes de España. 80 kilómetros de mar Mediterráneo azul, sol radiante y por supuesto, de finísima arena de color dorado, el que le da nombre a este bello enclave.

Pero más allá de su mar y playas, la Costa Daurada tiene atractivos de sobra para convertirse en un destino ideal para las vacaciones de cualquier tipo de viajero, comenzando por un legado cultural e histórico que va desde los impresionantes monasterios cistercienses a Joan Miró; y continuando por sus pueblos llenos de encanto y su deliciosa gastronomía.


Así pues, os contamos las 25 mejores cosas que ver y hacer en la Costa Daurada:
1. Viajar en el tiempo con la Tarragona romana
Empezamos por la capital de la Costa Daurada y la que durante dos años fue capital del impero romano: Tarragona. Tarraco, que eran como la llamaban los romanos, sigue estando muy viva y su legado se ha conservado hasta tal punto que es imposible encontrar un rincón sin que esté presente y el motivo por el que ha sido declaro Patrimonio de la Humanidad.

Lo primero que hay que hacer en Tarragona es visitar unas de las maravillas romanas de España: el acueducto de Les Ferreres, también conocido como Pont del Diable.
Ubicado a las afueras de la ciudad, se trata de una arquería de 27 metros de alto y mas de 200 metros de largo y que rodeado de un entorno natural, hará las delicias de cualquier visitante.

Una vez en la ciudad, dirígete a la Parte Alta de Tarragona, su casco antiguo.
Allí, donde se levantaron las edificaciones más importantes de Tarraco, como el Foro Provincial, el Circo o la monumental Plaza Pública, fueron más tarde, durante la época medieval, sustituidos por pequeños edificios que le dieron el aspecto actual.
Claro está que el legado romano no desapareció.
La siguiente parada es su catedral, el legado medieval más importante la ciudad.

Una buena forma de conocerla es haciendo una visita guiada que incluye la subida al campanario, desde el cual conseguirás las mejores vistas 360º de la ciudad.

Una vez abajo, no te puedes perder su claustro.

La siguiente parada es el anfiteatro de Tarragona, sin duda, el monumento más icónico de la ciudad.

El recinto fue destinado a la lucha de gladiadores y animales bajo el fervor de un público con ansia de espectáculo. Por suerte, no es necesario ver la película de Gladiator para hacerse una idea de estas batallas. Todos los años, se celebra Tarraco Viva, el mejor festival romano del mundo en el que durante una semana se hacen recreaciones históricas, exposiciones y sobre todo, lucha de gladiadores en el propio anfiteatro.

Una vez visto el anfiteatro, os recomendamos que vayáis a uno de los rincones más famosos y bonitos de la ciudad: el Balcón del Mediterráneo.

Desde aquí se obtienen unas vistas espectaculares del anfiteatro, toda la Platja del Miracle y buena parte del puerto.

Para terminar la visita a Tarragona, nada mejor que hacerlo de forma relajada y «colgado» de un acantilado para contemplar un bonito atardecer.

Para ello, dirígete a la Platja del Miracle, descálzate y pasea por su dorada orilla hasta llegar a la Punta del Miracle.

Una vez allí, despreocúpate de todo y disfruta de los pequeños placeres de la vida.


2. Disfrutar con las playas de Cambrils
Cambrils es uno de los pueblos costeros más turísticos de la Costa Daurada y en él podrás encontrar muchos motivos para una visita. Además, al estar ubicada en el corazón de la región, es un excelente campo base para conocer la zona.

Dispone de 9 km de playas conectadas por un cuidado paseo marítimo, perfecto para las largas caminatas a primeras o últimas horas del día.



Así pues, lo mejor es pasear tranquilamente por él y por supuesto, tomarse una buena cerveza fresquita en alguna de sus terrazas.

Unos de los mejores planes para hacer en Cambrils es dar un paseo en catamarán. Creuers Costa Daurada es una de las varias empresas que ofertan estos paseos y la verdad es que fue una gozada.


Para terminar, os proponemos que hagáis una visita a Parc Samà, un precioso Jardín Botánico ubicado a un par de kilómetros a las afueras de Cambrils.
El parque está dotado de amplias avenidas para pasear; un lago artificial con cascadas y puentes; exuberante vegetación; e incluso un zoo.



Es un parque que mezcla varios estilos, desde el romanticismo al exotismo colonial y por supuesto, el modernismo, que para eso estamos en Cataluña.

¡Mola mucho!

3. Conocer la otra cara de Salou
Salou es considerada como la capital turística de la Costa Daurada y de hecho es la que más oferta de ocio ofrece al visitante.



Os proponemos conocer el Salou de «calitas», ubicadas en un entorno bastante tranquilo y en el que disfrutarás de un perfecto día de playa.

Una buena forma de conocerlas es haciendo el Camino de Ronda, un sendero hecho a base de pasarelas que recorre todo el litoral de Salou.

Un camino sencillo que, al bordear todo el litoral, podrás disfrutar de las mejores vistas de la zona.


Mola mucho hacer el camino, pero eso sí, llévate bañador y toalla, porque los chapuzones son inevitables. 🙂

Cala Llenguadets, Cala Font, Cala Font, Cala Vinya, Cala Crancs o Cala Penya Tallada serán algunas de estas calitas que os iréis encontrando.

Sin duda, la Cala Penya Tallada fue la playa que más nos gustó de Salou.

Está bastante escondida, siendo accesible sólo a pie y por ello, su nivel de ocupación suele ser muy bajo, o lo que es lo mismo: desconexión total.

La playa lo tiene todo: agua limpia, cristalina y tranquila; una profundidad muy baja; y una ubicación en entorno natural.

Vamos, ¡la típica postal del Mediterráneo!

4. Pasar un buen día de familia en las playas de Torredembarra
Torredembarra es otro de los grandes núcleos turísticos de la Costa Daurada y en ella encontrarás algunas de las playas más amplias y con las aguas más tranquilas de Tarragona.

Por ello, es lugar perfecto para ir con la familia a disfrutar de un bonito día de playa.

Unas playas muy cómodas.
5. Visitar la protegida playa d’Els Muntanyans
Muy cerca de Torredembarra nos encontramos con la playa d’Els Muntanyans, un lugar destacable por ser una de las últimas dunas y marismas saladas conservadas en Cataluña.

Paseando por sus pasarelas podrás ver y descubrir sus especies animales y las plantas características de la zona.


Por supuesto, podrás pasar el día en su playa, considerada como una de las mejores de la zona, siempre teniendo en cuenta que estamos en un entorno natural muy sensible y que debemos conservar.

6. Maravillarte con las playas vírgenes del Parque Natural Punta de la Móra.
Y es que se trata de uno de los pocos enclaves naturales costeros que han conseguido escapar de la especulación urbana en la Costa Daurada.

Este enclave natural esconde un magnífico bosque y las que son, posiblemente, las mejores playas de la Costa Daurada.

Pero lo mejor de todo, es que este paraje se libró del «ladrillo» gracias al coraje de Caridad Barraque, marquesa de Bárcena, quien no sucumbió a las propuestas de compra de sus tierras.

El parque natural toma el nombre del pequeño saliente rocoso Punta de la Móra, desde donde tendrás unas espectaculares vistas a la playa de la Móra, la vecina Tamarit y el omnipresente Faro de Torredembarra.


Pura magia.

Dentro del Parque Natural se encuentra el Bosc de la Marquesa, por donde discurre el Camino de Ronda (GR 92), un sendero lineal que bordea todo el litoral costero desde Tarragona hasta Altafulla.

Desde el bosque será única manera de llegar a las playas más bonitas de la Costa Daurada: la Playa de Roca Plana y Cala Becs.

No obstante, si sigues unos 10 minutos más andando, llegarás a la Cala Waikiki, considerada la más bonita. Pero, ¿sabéis qué?, estábamos tan a gusto en Cala Becs, que allí nos quedamos.


En resumidas cuentas, si buscas tranquilidad, naturaleza y aislamiento, este es el lugar ideal.


7. Perderte por las callejuelas de Prades
Conocido como la «vila vermella» (la villa roja) por el color de la piedra los edificios, Prades es unos de los pueblos más bonitos de la Costa Daurada.
Situado en el centro de las Muntanyes de Prades, es posiblemente el pueblo más importante de todos los que forman parte de las Muntanyes de la Costa Daurada.

La mayoría de sus elementos medievales han desaparecido pero este ambiente aún perdura entre sus pequeñas calles y plazas, siendo bastante agradable perderse por ellas.
El rincón más espectacular de Prades es la plaza principal, con sus porches repletos de restaurantes, la iglesia y su fuente esférica renacentista.

8. Enamorarte de Siurana
Siurana es el pueblo más espectacular de toda la Costa Daurada.

Son varios los ingredientes que han hecho que Siurana sea tan especial y atraiga cada vez más a los turistas.

El primero, su ubicación, que al estar colgado literalmente de un desfiladero hace que las vistas te quiten el hipo y que las piernas te tiemblen un poco.

Y ni que decir de la carretera que da acceso al pueblo. Una carretera preciosa, de las mejores por las que hemos conducido, atravesando las paredes verticales de la Siuranella, llenas de escaladores y la razón por la que Siurana es una de las mecas mundiales de este deporte.


Seguido de la ubicación, hay que añadir lo bonito y cuidado que está el pueblo, conservando por completo la esencia rústica de antaño. Cada casa que estaba medio derruida ha sido restaurada hasta el más mínimo detalle, siendo el pueblo una delicia para los ojos.

Para terminar, a un pueblo bonito y bien ubicado, no le podía faltar una buena historia. La historia de Siurana está llena de batallas y asedios, habiendo sido el último reducto de la reconquista en Cataluña. No faltan las leyendas, como la del salto de la Reina Mora al precipicio, que no se sabe a ciencia cierta cuánto hay de leyenda y cuanto de real.



Sólo podemos decir que es una pasada de pueblo.

¡No te arrepentirás!
9. Desconectar de todo en la escondida Farena
Farena es una pequeña aldea perteneciente a Mont-ral y el rincón perfecto para desconectar de todo.
El pueblo está situado en las Montañas de Prades y para llegar hasta él tendrás que conducir por una carretera estrecha y llena de curvas. No obstante el trayecto es precioso, de esos que se disfrutan conduciendo.

Hoy día, según la wikipedia, hay 43 habitantes censados, aunque esta cifra poco me la creo, ya que muchas de las casas están dedicadas al turismo rural.
Así que lo más normal es que no os crucéis con nadie en toda la visita.


Obviamente, al estar rodeado de naturaleza, podrás disfrutar haciendo senderismo. Su flora te dejará asombrado durante todas las épocas del año. Nosotros, por ejemplo, disfrutamos de los colores del Otoño, una maravilla.

Este pueblo es muy visitado en Verano, gracias al Toll de l’Olla, una pequeña poza con cascada que hay en medio del bosque y al que llegarás tras hacer una pequeña ruta de unos 30 minutos.

Creo que razones no faltan para llegar y perderse por Farena.

¡Solamente disfruta y déjate llevar por sus calles empedradas!
10. Conocer las dos caras de Altafulla
Altafulla fue el pueblo costero que más nos gusto.

Tiene dos núcleos claramente diferenciados, el rural y el costero, separados, por la vía del tren y la carretera N-340.
En su núcleo rural es donde es encuentra el casco histórico conocido como Vila Closa. Este casco antiguo, con aire medieval, es precioso y sería un pecado no perderse por sus pintorescas calles.
Piérdete por todo el casco antiguo, ya que mires por donde mires siempre habrá algo por descubrir.
¡Nos encantó!.

En el núcleo costero encontrarás la otra cara de Altafulla: la marinera.

A diferencia de otras localidades costeras cercanas, donde se urbanizó sin control alguno llevándose por delante cualquier entorno natural, en Altafulla si consiguieron ponerle un poco de control y si bien hay zonas urbanizadas, supieron hacerlo con gusto.

Es por ello, que buena parte de la playa de Altafulla, ayudado por la desembocadura del río Gaia, esté libre de «cemento», siendo una delicia pasear por su arena orilla de arena fina y dorada.


Este fue nuestro plan para el atardecer: pasear tranquilamente durante la mejor hora del día.

Y como no, al fondo, el imponente Castillo de Tamarit presidiendo la postal.

Tampoco hay que olvidarse de la otra parte de la Altafulla costera: el Passeig de les Botigues de Mar.

Se trata de su pintoresco paseo marítimo, donde los pequeños almacenes que utilizaban los pescadores para guardar sus herramientas y vender sus productos, hoy día se han reconvertido en preciosas casas.

11. Saborear su rica gastronomía
En la Costa Daurada no falta la buena gastronomía y a lo largo de todo el territorio encontrarás excelentes restaurantes para todos los bolsillos.
Por ejemplo, en Cambrils, capital gastronómica de la Costa Daurada, hay un restaurante con 1 Estrella Michelin y 2 Soles Guía Repsol: Can Bosch.

Os podéis imaginar lo bien que comimos.

El menú degustación, de unos 10 platos, es de lo más variopinto y asombra la gran cantidad de ingredientes que componen cada uno de ellos.

Pero además de alta cocina, en la Costa Daurada también hay hueco para el slow food, ese tipo de cocina en el que todos los ingredientes provienen de la propia zona y por supuesto, según la temporada.

Nuestra elección fue Quintaforca, un pequeño restaurante escondido en la aldea de Casafort.

Pero si hay algo que no puede faltar en la Costa Daurada, es la gastronomía clásica mediterránea.

Y es aquí donde entra entra el delicioso suquet de marisco y pescado.

Este manjar tiene su origen en la costa de Tarragona, cuando los pescadores, al acabar su jornada y a pie de barca, elaboraban la salsa, hecha a base de majado de pan frito, almendras crudas y otros ingredientes y lo mezclaban con pescados que habían quedado maltrechos en las manipulaciones de pesca.

¡Para chuparse los dedos!
Por último, no nos podemos olvidar de hacer un buen aperitivo (o como dicen ellos «hacer un vermut») en algunas de las terrazas que hay repartidas por todo el litoral.

12. Probar sus excelentes vinos
Si en la Costa Daurada hay buena gastronomía, en el ámbito vinícola tampoco se queda atrás y de hecho, dentro de su territorio hay hasta 5 Denominaciones de Origen diferentes.

Así pues, si eres aficionado al vino y disfrutas con el enoturismo, esta es tu tierra
En tu ruta, no puede faltar la comarca del Priorat, mundialmente conocida por la calidad de sus vinos, con hasta dos denominaciones de origen diferentes (DOQ Priorat y la DO Montsant) y casi un centenar de bodegas. Nosotros visitamos el Celler Masroig, unos de los referentes de la DO Montsant.

La visita incluye un paseo por sus viñedos y por supuesto, una cata de sus vinos.

También hicimos una visita a la cooperativa Adernats – Vinícola de Nulles para conocer su celler modernista, considerado como la catedral del vino.


El recorrido, como no, también termina probando sus vinos.

¡La buena vida! 🙂
13. Dar un tranquilo paseo en kayak
El turismo activo es algo que no puede faltar en una visita a la Costa Daurada y nosotros nos fuimos al Pantano dels Guiamets para dar un paseo en kayak.

Para ello, solo tienes que contactar con Servikayak, una pequeña empresa instalada al borde del pantano que se dedica a ofrecer a sus visitantes varias actividades en plena naturaleza.

La ruta en kayak fue muy divertida y tranquila.

Al terminar, nos quedamos para ver el atardecer desde los acantilados que hay justo encima del embalse con unas panorámicas espectaculares.

Creo que no puede haber mejores vistas para contemplar Els Guiamets y su pantano.

14. Recorrer algunos de sus impresionantes senderos
Y es que el interior de la Costa Daurada está repleto de espectaculares senderos que harán las delicias de los amantes de la naturaleza.

Para ello, dirígete a las zonas más montañosas como son las Muntanyes de Prades, la Sierra del Monstsant o la Sierra Llaberia, donde disfrutarás de lo lindo con sus preciosas vistas y frondosos paisajes.


Muchos de estos senderos conectan algunos de los pueblos más escondidos de la Costa Daurada, como Arbolí, perdido en algún lugar de las Muntanyes de Prades.

15. Visitar los dos principales monasterios de la Ruta del Císter: Poblet y Santes Creus
La Ruta del Císter es una ruta a pie circular que unen los tres monasterios que la Orden cisterciense, provenientes de Borgoña (Francia), construyó en tierras catalanas en plena reconquista: Poblet, Vallbona de les Monges y Santes Creus.

Durante la época medieval, estos rincones tuvieron un gran poder económico, social y político, estando muy ligados a los reyes de la Corona de Aragón. Esto se palpa nada más adentrarse en alguno de estos rincones congelados en el tiempo: su inmensa arquitectura.
Nuestra primera visita es el Monasterio de Santes Creus, ubicado en la comarca de L’Alt Camp.

Formado por varios conjuntos monumentales, es prácticamente como un pequeño pueblo.


Sin duda, el claustro es lo que más llama la atención del recinto. Te quedarás embobado con tanta perfección arquitectónica y su gran cantidad de detalles.


Es un rincón precioso, seas o no religioso.

Para acabar, no puedes marcharte sin visitar la iglesia, que aunque es simple y austera, en su interior están las tumbas de los reyes Pedro III y Jaime II.

La segunda parada de la Ruta es el Monasterio de Poblet, la «Joya de la Corona» de la Conca de Barberà.


Esta abadía cogió tanta importancia que se convirtió en el panteón real, siendo el lugar de sepultura de los reyes de la Corona de Aragón.

El resultado de este poder dio lugar a este espectacular conjunto arquitectónico, unos de los monasterios más grandes de Europa y que ha hecho ganarse ser Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Hay que tener presente que muchas de las dependencias están restringidas al visitante ya que los monjes de clausura siguen instalados en el recinto.

Su iglesia sigue los cánones cistercienses de simplicidad y es el lugar en el que se ubican los sepulcros reales de hasta 8 reyes de Cataluña y Aragón, entre ellos, Jaime I.

En definitiva, es un rincón precioso y seas o no religioso, estos monasterios son una obra de arte.

16. Conocer la misteriosa aldea de La Mussara
Si te gustan los rincones espectaculares y misteriosos, dirígete hacia las Muntanyes de Prades para conocer la antigua aldea de La Mussara.

Se trata de una aldea que hasta los años 60 estuvo habitado con unas condiciones de vida bastante duras. De hecho, en los años 20 llegó a tener unos 169 habitantes, pero la anexión con Vilaplana en el año 1961, significó el fin de esta singular aldea.

Hoy día, poco queda de las estructuras de las casas, estando medio derruidas y con una iglesia, que gracias a los puntales, aún mantiene en pie su fachada.

Es este estado de abandono, junto a la persistente niebla, lo que ha hecho que La Mussara sea un destino predilecto para aquellos aficionados a lo paranormal. Y es que en este lugar se han dado varias desapariciones que aun hoy día no se han encontrado explicación alguna. La más sonada es la de Enrique Martínez, quien desapareció el 16 de octubre de 1991.

La verdad es que no es un sitio muy acogedor para pasar la noche aquí solo.

Eso sí, es un lugar precioso, mágico y sobre todo, misterioso.


17. Descubrir los atractivos de Reus
Reus es una ciudad perfecta para visitarla durante un día y en ella hay tres cosas que no te deberías perder: sus edificios modernistas, la vida de Gaudí y su vermut.

El modernismo se instaló en Reus a principios del siglo XX gracias a su cada vez más numerosa clase burguesa, convirtiéndola en la ciudad con más edificios modernistas de Cataluña por detrás de Barcelona.

Hoy día, hay hasta 80 edificios catalogados bajo esta corriente, pero para conocer los más importantes, se ha creado la llamada «Ruta del Modernismo de Reus», que te llevará por los 29 más importantes y mejor conservados.

Casa Navas, Casa Bartolí, Casa Querol, Casa Rull o Casa Munné son los más importantes.

Pero la estrella de esta ruta es el Instituto Pere Mata, un centro psiquiátrico construido en el año 1898.

Ubicado a las afueras de la ciudad, fue uno de los proyectos más importantes de Lluís Domènech i Montaner.

El psiquiátrico aún sigue en funcionamiento pero el pabellón más espectacular, el «de los distinguidos», está abierto al público.

Esta joya del modernismo rebosa detalles por los cuatro costados, desde su espectacular fachada hasta su amplio hall, pasando por sus habitaciones, el comedor y los pasillos.
Dejamos el modernismo para adentrarnos en la vida Antonio Gaudí, el famoso arquitecto catalán nacido aquí. Curiosamente, no hay ninguna obra suya en la ciudad, pero aún así, Reus está orgullosa de su paisano y sólo hay que darse un paseo por la ciudad para comprobar que su recuerdo está muy presente, habiendo incluso una ruta que te llevará a descubrir las huellas que dejó el arquitecto, como es su casa natal o la iglesia en la que fue bautizado.

En la Plaça Mercadal podrás visitar el Gaudí Centre, la joya de la corona del turismo de Reus.

Más que de un museo, se trata de un centro interpretativo en el que a través de sencillas explicaciones con audiovisuales y maquetas se repasa la carrera de este genio de la arquitectura.

Para terminar la visita, tenemos que hablar del vermut. Y es que en Reus siempre ha existido una gran cultura de esta bebida siendo, a finales del siglo XIX, unos de los mayores productores del mundo.

Por ello, no te puedes marchar de Reus sin antes visitar algunas de estas antiguas fábricas, como la de Rofes, hoy reconvertida en un restaurante que mantiene un ambiente industrial bastante melancólico.


Pero además, en Reus hay un Museo del Vermut, el primero del mundo.


Como no, nos tomamos un vermut en su preciosa terraza al aire libre.

18. Encontrar un buen alojamiento
Como podéis imaginar, en la Costa Duarada hay una gran oferta hotelera. pudiendo encontrar el alojamiento perfecto que más se adapta a tus necesidades.
A lo largo de la costa, hay decenas de complejos hoteleros perfectos para ir con la familia. Hoteles con todos los servicios, cerca de la playa y todo lo necesario para que tus vacaciones sean ideales. Uno de estos alojamientos es el Hotel Estival ElDorado Resort, en Cambrils y del que solo podemos decir cosas buenas de él.

El camping es otro tipo de alojamiento muy común de la Costa Daurada, algunos de ellos con unas instalaciones espectaculares y una ubicación envidiable, como por ejemplo el Camping Els Prats Village con bungalows temáticos, varias piscinas, restaurantes, …

Aquí fue donde probamos por primera el «glamping», una tienda de campaña que se queda a medio camino de un bungalow. Tiene todas las comodidades de éste, tales como luz, agua, baño, hornilla y hasta microondas, pero con el encanto de una tienda de campaña.

También hemos estado alojados en el Camping Torre de la Móra sobre todo, por su ubicación, en pleno parque natural.

Aquí también elegimos una cabaña, mezcla entre bungalow y tienda de campaña.

En cuanto a las instalaciones, ¡sólo hay que ver la piscina!.

Pero no todo van a ser alojamientos a pie de playa. El interior de la Costa Daurada está repleto de hoteles rurales ubicados en pequeños pueblos de montaña. Nosotros hicimos noche en el Refugio de Siurana Ciriac Bonet, construido sobre uno de los acantilados de piedra del que es el pueblo más bonito de la Costa Duarada, Siuriana.

19. Vivir emociones fuertes en Port Aventura
Un viaje a la Costa Daurada no estaría completo hasta que se visite el mejor parque de atracciones de España: Port Aventura World.

Y es que él están las atracciones más espectaculares, como son el Dragon Khan o el Shambala, rodeadas de unos decorados bastante conseguidos.

Tampoco te puedes perder la última gran novedad del parque: Ferrari Land


El decorado es una pasada, habiendo una recreación exacta del Coliseo, la Piazza San Marcos de Venecia, la fábrica de Maranello o la casa de Enzo Ferrari.

La estrella del parque es el Red Force, una montaña rusa de 112 metros de altura y con una aceleración de 0 a 180km/h en 5 segundos hará que te suba la adrenalina al 100%.

¡Una pasada!
20. Tomar el sol en las bonitas calas y playas de Miami Platja
Miami Playa es un núcleo costero formado en gran medida por hoteles y apartamentos vacacionales dirigidos al turismo de sol y playa.

Con sus 4 playas y 9 calas de arena dorada, tienes rincones de sobra para disfrutar de las largas temporadas de Sol.

Una buena forma de conocer sus playas es dando un paseo en kayak, el cual podrás alquilar en la Cala dels Àngels a través de Estació Nàutica Costa Daurada, donde podrás ver desde otra perspectiva todas las playas que forman parte del litoral de Miami Platja. Un paseo relajante y que además, gracias a su aguas cristalinas, podrás contemplar la Posidonia Oceánica, un bioindicador que demuestra la calidad de las aguas marinas de esta zona.

De todas estas playas, la que mas nos gustó fue la de Rifà, de arena fina y dorada, cumpliendo con los cánones de la Costa Daurada.
Os recomendamos a que contempléis un atardecer o amanecer desde alguna de estas playas.

¡No os vais a arrepentir!

21. Visitar los atractivos de Mont-Roig del Camp
Mont-Roig del Camp es unos de los pueblos más interesantes el sur de la Costa Daurada y cuenta con varios atractivos de obligada visita.

Para empezar, os recomendamos visitar el Centre Miró, un centro de interpretación del genial artista surrealista que enamoró al mundo entero con su obra.

¿Y por qué aquí en este pequeño pueblo?.
Porque aunque Joan Miró no haya nacido aquí, fue «mont-rogenc» de adopción y de hecho, algunas de sus obras más importantes están inspiradas en los rincones más característicos de Montroig, como la Ermita Mare de Déu de la Roca o la Platja de la Pixerota.
Es por ello, que Montroig le ha devuelto este amor con un centro de interpretación como homenaje.

Visto el Centre Miró, piérdete por las callejuelas del pueblo, conociendo por ejemplo su Iglesia Nueva, también conocida como la «Catedral del Baix Camp» por sus grandes dimensiones (y eso que no está acabada).
Y para terminar, la visita obligada: la Ermita Mare de Déu de la Roca.

Para llegar, toma el sendero nº5 (hay 7 rutas en la zona), de 5km y que parte desde el mismo pueblo tomando el camino viejo. Una pista forestal que os regalará un preciosa perspectiva de la ermita encajonada entre cipreses y chumberas.
Aunque hay una parte que se hace un poco durilla, las vistas desde arriba hará que haya merecido la pena el esfuerzo.

Desde aquí parte otro pequeño sendero que se adentra en la Montaña del Areny y en el que hay un mirador perfecto para conseguir la mejor perspectiva de la ermita, Montroig y Miami Platja.


Para volver al pueblo, puedes tomar un camino alternativo, el Sender dels Carlins, pasando por la Cova Foradada (Cueva Agujereada) y bajando la montaña a través de las Escaleras del Diablo (Escales del Diable) esculpidas directamente sobre la roca del Areny.

¡Nos encantó esta ruta!
22. Maravillarte con las ruinas de la Cartuja de Escaladei
Se trata del monumento más importante de toda la comarca del Priorat y aunque prácticamente lo que quedan son ruinas, sólo hay que hacer un mínimo esfuerzo para imaginar la grandeza de la primera cartuja que se instaló en la Península Ibérica.

Fue levantada en el año 1194 por la Orden de los Cartujos que provenían de la Provenza francesa y que durante los siglos poblaron las tierras, construyeron molinos y difundieron el cultivo de la viña. El Prior era el que mandaba en casi todas las poblaciones de lo que hoy es la zona central del Priorat, de ahí el nombre de la comarca.

Estos monjes vivían encerrados y aislados completamente del exterior, sin apenas contacto con el resto de los monjes y lo más increíble, sin poder hablar (solo una vez a la semana). Al igual que muchas de las instalaciones religiosas de toda España, en el año 1835, con la desamortización de Mendizábal, la Cartuja quedó en abandono.
Actualmente, poco a poco se están reconstruyendo algunas partes, como el refectorio o las celdas en las que vivían los monjes y en un futuro, la iglesia.

El portal barroco de la Madre de Dios es, sin duda, lo más espectacular de las ruinas.
23. Adentrarte en el Castillo de Sant Miquel d’Escornalbou
Ubicado en el pueblo de Riudecanyes, este castillo/monasterio es uno de los atractivos más importantes de la zona.

Situado literalmente sobre una colina de 649 metros de altura, fue levantado en el siglo XII para establecer un asentamiento cristiano en plena reconquista.

El recinto está compuesto por varias instalaciones: el propio Monasterio, la Fuente del Sarraceno, el Paseo de los Frailes y la Ermita de Santa Bàrbara.

Desde la ermita, conseguirás unas vistas espectaculares divisando perfectamente los pueblos de L’Argentera y Duesaigües; todo el complejo del convento; y por supuesto toda la Costa Daurada.


24. Viajar a la edad media con la medieval Montblanc
Montblanc es un precioso pueblo anclado en la época medieval que presume de tener una de las murallas mejor conservada de Cataluña.

Su casco histórico está repleto de calles llenas de vida, historia y patrimonio, siendo un placer callejear entre sus casas señoriales, tiendas cómo las de antaño e iglesias espectaculares.
La iglesia más importante es la de Santa Maria la Mayor, de estilo gótico y construida sobre una antigua iglesia románica.
Te quedarás embobado con su fachada principal, de estilo barroco.

No dejes pasar la oportunidad de hacer el «paso de ronda», en el cual podrás recorrer parte de la muralla, adentrarte en sus torres y contemplar unas magníficas vistas de todo el pueblo.

Un pueblo precioso con muchas cosas para ver y hacer.
25. Hacer una ruta en coche por el Priorat
El Priorat es una comarca repleta de pequeños pueblos casi desconocidos, enclavados en un precioso entorno natural y unidos por pequeñas carreteras llenas de curvas. Por ello, es el destino perfecto para hacer un roadtrip.
En este roadtrip no se trata de llegar rápido a los destinos, sino de disfrutar del camino, contemplando los bellos parajes y trazando cada una de la curvas.
Slowtravel en toda regla.

Una de las paradas obligatorias es La Figuera, un pueblo que gracias al terreno accidentado sobre el que se levanta, cuenta con preciosos miradores naturales que permiten admirar buena parte de la comarca del Priorat.

Os animamos a recorrer el pueblo, un pueblo que tiene el tipismo de los pueblos del Priorat, con su color rojizo, sus calles estrechas y sus pequeños detalles.

Una vez visto el pueblo, te recomendamos que subas a la Ermita de Sant Pau y su espectacular mirador.

Se dice que, desde aquí, se pueden llegar a contemplar las tierras de 7 provincias: Tarragona, Lleida, Zaragoza, Castellón, Teruel, Huesca y Cuenca.

Cabacés es otro pueblo que no debe faltar en tu ruta. Un pueblo pintoresco lleno de pequeños detalles, de esos que tanto nos gustan.
Situado al noroeste de la comarca del Priorat, se ubica sobre una pequeña colina que sobresale entre los barrancos de las Comes y del Montsant.

Piérdete por sus calles, descubre sus rincones y enamórate de él.


Para no faltar a la costumbre, subimos a su mirador, a tan solo 5 minutos andando.

Como habéis podido ver, Costa Daurada tiene mucho que ofrecer, siendo un destino con una gran variedad de actividades que harán las delicias de cualquier tipo de viajero.
Curiosamente, nuestra idea de la Costa Daurada era únicamente la de un destino de sol y playa, así que cuando la recorrimos, nos llevamos una grata sorpresa.
¡Nos encantó la Costa Daurada!
Tengo la suerte de vivir en la zona. Un lugar priviligiado como explicais en la entrada. Para no aburrirse! Precioso!!!!
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Y tanto. Y lo desconocido que es el interior de Tarragona. Buah Siurana es uno de mis pueblos favoritos!
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Es un pueblo encantador y me permito enseñarte otro rincón precioso del interior Ulldemolins y el congost de Fraguerau https://rincondecolores.com/2015/04/19/ulldemolins-ermita-de-sant-bartomeu/ es una excursión preciosa. Saludos !!!!
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